viernes, diciembre 06, 2002

Cirque du Soleil "Saltimbanco"

Había escuchado bastante sobre el famoso Cirque du Soleil "Saltimbanco" antes de llegar a Madrid, por lo que cuando me enteré que estaban de escala en la ciudad no dudé en pelear por conseguir una buena entrada.

Localización
El circo estaba ubicado, inesperadamente, muy cerca a casa, por lo que el tren no demoró mucho en llegar. Al subir hacia la superficie, fuera del laberintoso transporte, se puede divisar la carpa principal del circo, la cual está armada en una explanada grande de piedra rojiza y levantada imponentemente como si brotara desde del suelo. El color blanco, las banderas de muchos países y las puntas que se levantan en las muchas zonas de la carpa le dan un ambiente místico y de respeto, logrando recrear una especie de tienda árabe en medio de algún desierto.

Llegué faltando diez minutos para las seis de la tarde, por lo que me apresuré en buscar mi lugar, situado en el medio segunda fila. Un problema fue que las butacas estaban muy juntas, por lo que toda la fila tuvo que pararse y salir hasta el pasillo para que yo pasara. Increíblemente, los españoles se mostraron muy amigables al momento de acomodarnos en nuestra platea.

Cuando estuve sentado recién pude percatarme del escenario, más pequeño de lo que me había imaginado aunque muy bien elaborado con diseños futuristas, incluyendo un gran armatoste dorado en el techo que luego sería el encargado de proporcionar el fondo para las diferentes situaciones recreadas.

No pasó mucho tiempo y salieron, de la nada, muchos artistas con atuendos muy coloridos y alegóricos simulando payasos. Ellos comenzaron a jugar con algunas personas del público haciendo peligrosas acrobacias por los pasadizos.

Mientras tanto, desde el centro del escenario, “nació” un personaje muy gótico parecido al Guasón, que nos da la bienvenida y nos recordó las reglas del circo con muchos gestos, voz muy fuerte y palabras impactantes, dando muestra de una personalidad fuerte y respetada.

Inmediatamente se dió comienzo a la espectacular representación, que consta de muchos actos adornados por muchas recreaciones, basados en actos callejeros que realizan algunas personas para ganarse la vida, por ello el nombre de Saltimbanco. Esa es la clave del circo, en eso se basa la escenografía, los atuendos, las canciones, los actos, las expresiones, los mimos, el ambiente.

La familia
Uno de los actos más resaltantes y memorables es el primero, bautizado como "Adagio" e integrando a una familia de acróbatas. Está el padre, la madre y el niño de seis años, los cuales hacen muchas maniobras difíciles. Pero no es la acrobacia lo que más llama la atención, sino los escenarios y las "pinturas humanas" que se van formando a medida que los seres se van moviendo. El niño emite mucha ternura y miedo a la vez, al ser expuesto a movimientos con mucho riesgo. En el último movimiento el padre tira del pequeño, le da un beso y lo baja al escenario.

Barrotes Chinos
Luego el escenario se llena de personajes vestidos con atuendos muy similares al colorido del piso, camuflándose en él. Estos artistas suben por unos barrotes inmensos y muestran toda su flexibilidad y armonía desde lo alto. Es impresionante ver a tanta gente igual, realizando movimientos muy similares y volando de un barrote a otro con una envidiosa agilidad que los hace parecer muñecos de goma.

Música
Todos los actos tienen un acompañamiento musical en vivo con melodías y canciones muy acordes y con volumen alto para que los artistas se concentren en la misma y no les perjudique el ruido del público.

La música es una parte muy importante del espectáculo y definitivamente también es uno de los factores críticos de éxito del circo. La banda consta de cinco músicos con guitarras, teclados, batería y muchos otros instrumentos que se usan, mezclan, divierten y crean el ambiente durante toda la función. En el transcurso de la exhibición, existen dos personajes del circo que cantan con una gran voz: uno parece un diablo, vestido con una especie de poncho amurcielagado y emitiendo voces que emulan ópera antigua; la otra es una cantante vestida de rosa y blanco, incluyendo el cabello y el rostro, que acompaña muy bien en algunas melodías y actos al primero.

Atuendos
La vestimenta de cada integrante de Saltimbanco es muy elaborada, colorida y excepcionalmente original. Algo interesante es que los atuendos no parecerían ser vestimenta sino parte del cuerpo dado que, aparte del traje, el cuerpo está maquillado siguiendo las características del propio vestido. Existen muchos tipos de personajes y por ende, muchos trajes; algunos todos de blanco, otros multicolores, otros con máscaras, con narices puntiagudas, sombreros muy extraños. La originalidad prima en cada atuendo, y los ojos brillantes del público no dejan de observar a cada ilustre personaje.

Los atuendos son también acompañados por expresiones faciales y corporales de cada situación recreada. Las expresiones son muy grotescas, trabajadas y llamativas transmitiendo mucho con cada pequeña expresión realizada.

Juggler
La chica encargada de realizar los actos de malabarismo parecía ser una danesa con rostro muy redondo y angelical. Comenzó a maniobrar tres bolas, para luego ir aumentando linealmente hasta llegar a manejar simultáneamente, ocho. Trató, fatídicamente, de maniobrar nueve pero no pudo pues se le cayeron todas. Inmediatamente lo intentó de nuevo y en ese segundo intento si pudo mantenerlas girando por varios segundos.

Diábolo
El acto del diábolo fue interesante, siendo sus bailes y el manejo de las varillas muy armoniosos y divertidos. Lo llamativo de todos los actos y en especial de éste, es la facilidad y ritmo con que se desenvuelven todos los miembros de la representación, combinando los fabulosos atuendos con movimientos acrobáticos acordes a la música.

Mimo
Entre cada acto principal un cómico mimo se encargó de entretener al público con diferentes parodias e interacciones divertidas, lo cual tuvo muy distraídos y atentos a los niños que acudieron a la carpa.

Acróbatas
De la oscuridad apareció un columpio muy grande desde el cual comenzaron a salír disparados muchos circenses, formando una torre de humanos. Este acto es uno de los de mayor riesgo y conlleva mucha precisión y tensión tanto para el acróbata como para el espectador. Los niños, sentados en la primera fila, se emocionaron mucho con las acrobacias, viviendo cada salto y baile con los mimos que interactuaban paralelamente con el público.

Otros actos
Siguieron varios interesantes actos que involucraban a muchas altas chicas “boleadoras”, malabaristas, contorsionistas, acróbatas y artistas.

Último Acto
El último acto es el mejor y conmovedor de todos: cuatro trapecistas vestidos de blanco se cuelgan de trapecios y sogas elásticas diseñadas para dar una impresión de poca gravedad en el vuelo. Ellos se deslizan muy coordinadamente por los aires y, junto con la blanca indumentaria y música celestial, parecen ángeles. La luz los enfoca haciendo muchas figuras en el aire, para finalizar con una caída libre en la cual los cuatro se agarran de las manos y, sostenidos por las elásticas cuerdas, llegan a rozar el escenario. Este acto es asombroso haciéndonos emocionarnos y aplaudir mucho.


El apéndice fue liderado por el niño de seis años sentado en un inmenso sofá multicolor, con un gorro en forma de cono y rodeado de todo el elenco del Cirque du Soleil y por los aplausos de todos los espectadores.


En ese momento, en el auge de todos los ensordecedores aplausos, me di cuenta lo diferente y grande que puede llegar a ser un espectáculo si es que el arte se deja expresar libremente sin trabas económicas, sociales ni culturales; y se combina con un excelente diseño, producción, organización e instalación. Yo nunca fui leal a los circos, pero este no es en realidad un circo común; este espectáculo es un medio de expresión de los sentimientos y situaciones humanas, esto es arte puro.