jueves, mayo 17, 2001

Las Vegas

Mi concepto de Las Vegas, antes de llegar a la luminosa ciudad, era una en la cual existían, obviamente, muchos casinos de distintos tamaños, pero aglutinados y esparcidos por toda la ciudad. Lo que descubrí, al llegar a Nevada, fue algo muy distinto, al encontrar básicamente pocos casinos, pero monstruosos.

Llegar por tierra y por primera vez a Las Vegas un sábado por la noche es emotivo y muy claro. Incluso ya se puede observar la brillante luz que emite la ciudad cuando se sobrepasa el letrero que indica sesenta millas para arribar y que, poco a poco, mientras nos acercamos la ciudad, se hace más potente, pudiendo observar claramente un rayo de luz lineal escapándose de la punta de la Pirámide de Luxor y alumbrando circularmente a un conglomerado de nubes grisáceas.


Llegada
Llegamos a Vegas una inolvidable noche de sábado, y nos recibió un patrullero que perseguía a una preocupada y escurridiza chica, la cual, gritando, fue capturada, esposada e introducida a la fuerza en el vehículo policial.

Inmediatamente después, comenzó nuestro tour por encontrar un hotel, dado que un sábado en la noche es muy difícil conseguir un alojamiento respetable a un precio cómodo. Después de muchas vueltas y preguntas, terminamos en un hotel de mala muerte, en el cual debíamos pasar estricta supervisión y revisión cada vez que queríamos usar el ascensor y subir a los pseudo cuartos. La elección del primer hotel, si bien no fue muy buena, no implicaba mucha relevancia, dado que en Vegas no se duerme y más aún si alguien llega a la 1am a la ciudad americana de la diversión.

Por supuesto que al día siguiente nos cambiamos al Treasure Island Hotel, dado que las tarifas de los hoteles de Las Vegas son muy distintas dependiendo del día, y de un sábado a un domingo bajan más de 200%.


Las Vegas
Las Vegas es una ciudad que gira alrededor en los casinos y apuestas, y las atracciones principales son los enormes “centro recreacionales” que incluyen casinos, hoteles, discotecas, teatros, restaurantes, malls, entre otros. Algo interesante es que no hay límites marcados dentro de estos complejos, por lo que uno no sabe en qué momento comienza un casino y termina el centro comercial, o comienza la discoteca y acaba el restaurante. El Caesar’s Palace es uno de los más impresionantes de todos estos mega-centros de diversión.

En los dos días que estuvimos en Las Vegas, visitamos los siguientes “Centros de Entretenimiento”:


Treasure Island
El hotel en el cual nos alojamos el segundo día estuvo simpático, con escenografía orientada para niños, parecida a Disney, con barcos piratas y funciones actuadas de guerras entre América y Europa, la cual es la atracción principal para los niños. Por supuesto que las maquinitas abundan por todas partes, como en todo Las Vegas, mezclándose con la gente. Aparte, acá es dónde está el Circo del Sol y su función “Mystere”.


MGM Grand
El MGM es muy grande y para perderse. En él hay muchos establecimientos, como el Studio 54, leones, performances, tremendas columnas, tiendas, que hacen del lujoso edificio verde una de las mayores atracciones de Nevada. También existe una plaza principal, con un escenario elevado desde dónde una bella chica nos recibió cantando muy sutilmente canciones de The Doors. Me quedé viéndola y escuchando su dulce voz mientras, sentado en una maquinita, perdía dinero.


Caesar’s Palace
El Caesar’s Palace fue lo que más me gustó de la exuberante ciudad. En él, existen muchos servicios, pero lo más resaltante es el impresionante centro comercial inmerso en la mole. El mencionado mall tiene toda una ambientación de Roma y Grecia y caminar por él nos emite una sensación de riqueza y fama.

En sí, todo el Caesar’s Palace está adornado con motivos romanos y griegos, e incluye enormes plazas techadas de Neptuno, Venus u otros dioses. El extremismo llega a cansar, dado que se puede percibir que hasta los muñecos de la tienda de Disney en el centro comercial están vestidos de emperadores romanos.


Venetian
El Venetian trata de hacer una reconstrucción de Venecia, con sus góndolas y construcciones típicas. En realidad conseguiría crear muy bien el ambiente, si no fuera por las cegantes luces de los anuncios vecinos y las grandes bandas electrónicas para caminar.

Tomé muchas fotos tratando de no incluir la novedosa tecnología incrustada ni los monumentales edificios conexos, aunque eso fue imposible.


Bellagio
El Bellagio evoca su nombre, belleza. Adornado con flores, colores, agua, jardines, Italia, gente, locura, clásico, hacen de éste edificio un lugar especial dentro de la estructura de Nevada. Dentro del Bellagio hay muchos jardines techados muy bien elaborados que no dejan de ser fotografiados y observados. También hay mucho colorido en el suelo, paredes y techo. Lástima que exista tanta gente en el lugar que hace casi imposible la visión y las fotos.

En las afueras del Bellagio, una gran laguna nos enseña sus aguas bailarinas. Ellas se mueven al compás de diferentes piezas musicales, realizando coreografías distintas. Es excitante y bonito ver las aguas moviéndose y alcanzando alturas muy elevadas, enmarcando a la torre Eiffel, ubicada al frente.


Stratosphere Tower
En una de las avenidas principales de Las Vegas se levanta una torre muy alta, llamada la Stratosphere Tower. Esta torre es muy peculiar y diferente a otras, dado que, aparte de tener dos ambientes para mirar a la ciudad desde lo alto, también tiene dos montañas rusas.

El primer mirador es un salón redondo rodeado de ventanas selladas desde donde se puede ver a la ciudad en 360 grados. Al subir al segundo mirador, en las afueras, podemos ver la ciudad al aire libre, sintiendo un poco de vértigo.

Las Vegas se ve genial desde la torre. Mucha luz, muchos colores, mucho sonido y cada infraestructura pareciera tener un color distintivo diferente. Se ve el verdor del MGM, la blancura del Caesar’s Palace, el rojizo Flamingo, azules fuertes, rojos, etc.

Más arriba, en la cúspide de la torre, existen dos montañas rusas que son una locura y por supuesto no me subí a ninguna. La primera es una punta de caída libre ubicada en el centro y desde donde la gente recorre 150 veloces metros descendiendo de las nubes hasta el altísimo mirador y viceversa. El otro aparato mecánico sólo da vueltas alrededor del primer peligroso juego. Una demencia total.


Old Vegas
El centro antiguo de Las Vegas representa claramente el concepto que tenía antes de llegar la capital de Nevada, es decir, muchos pequeños casinos agrupados en avenidas llenas de luces y colores. En una de las avenidas principales de ésta zona existe una malla enorme por encima de la calle, en la cual se proyectan shows electrónicos transparentes, creando una atmósfera de modernidad y asombro.

Por supuesto que existen muchos más centros de entretenimiento en Las Vegas, como The Mirage y sus Tigres, el egíptico Luxor, New York - New York y su gran montaña rusa, el divertido Flamingo, el Club Rio, el Hard Rock Hotel, el Paris y su inmensa Torre Eiffel, el Monte Carlo, entre otros.


El tiempo en Vegas se nos acabó muy pronto y llegó la hora de partir de regreso para Arizona. Nos quedaron muchas cosas por ver, muchos sentimientos por sentir, pero el avión a Lima no podía esperar. Ya era la última excursión del viaje y la nostalgia me invadió en el largo camino hasta Phoenix.


Regreso a Casa
En el trayecto de regreso a casa visitamos algunas obras creadas por los americanos como la laguna artificial de Mead y la represa Hoover, la cual ha sido creada con lugares turísticos y una gran playa de estacionamiento, dado que fue proyectada para ser, a la vez de un embalse, una atracción turística.

De pronto, un letrero en el camino dice: “En 5 millas, la elevación de la pista bajará en 10%”, otro en rojo nos anuncia: “su velocidad es 80 millas/horas, está con exceso de velocidad”, y otro: “Phoenix 5 millas”.

Ya en casa, lo único que atiné fue bañarme y acostarme, dado que terminé sin dinero, preocupado, agotado, cansado, estresado y abrumado por el encantador viaje. Los tres trajinados días fueron inolvidables aunque muy cortos para tantas cosas por hacer.

En Las Vegas pasé una aventura diferente cargada de diversión y emociones que espero se repita. Nevada es un estado impresionante y muy noctámbulo, en el cual sólo podría estar unos días, dado que muy fácilmente terminé saturado del sonido de las maquinitas, y prometí no volver a usar una. Si bien Las Vegas es una ciudad muy bonita y pintoresca, vivir ahí sería una locura.

Un punto muy interesante de Vegas es la manera en la cual ha sido construida, ya que se encuentra en medio del árido desierto. Transitar por ésta ciudad es para asombrarse, y no sólo por las fantásticas construcciones, sino por el hecho de estar sobre un terreno insólito, que ha sido increíblemente adecuado para albergar a tan colosal ciudad. Aparte de relajarme mucho, ésta visita me hizo pensar en lo irrelevante que puede ser todo, y me dio mucha fuerza interna para poder lograr objetivos que en algún momento podrían parecer imposibles.

La pregunta final es una con la cual bromeamos muchas veces: ¿pensarán los gringos que los europeos se han copiado de Vegas cuando ellos visiten Europa?

miércoles, mayo 16, 2001

Grand Canyon

Estoy agotado, cansado, preocupado, sin dinero, estresado, pero feliz. Acabo de regresar de Las Vegas y del Gran Cañón, un viaje muy bacán, pero agotador a la vez.

Salida
Salimos de Tempe el viernes poco después de las 4pm, después de la tremenda juerga latina en nuestro departamento. Nuestra idea era manejar toda la tarde y la noche para llegar a dormir en un albergue cercano al Gran Cañón del Río Colorado. El camino fue muy desolado y desierto, sin una luz de gasolinera y esporádicos camiones, hasta llegar a la fría ciudad de Flagstaff.

Flagstaff
La llegada de noche a Flagstaff fue violenta, y sólo paramos unos minutos para echar gasolina y comer algo. Flagstaff es una ciudad muy fría en donde se practica mucho el esquí. Algo que nos llamó la atención fue ver una iglesia extraordinariamente iluminada. Muy bonita y más de noche. Las luces desde el interior de la misma se escapaban por corredizos y pasadizos que hacía de la Iglesia un monumento imponente.

Continuamos ruta hacia el Gran Cañón y notamos que la autovía cambia, siendo ahora una oscura, angosta y solitaria. Recorrer esta carretera, solos, a las 11pm, fue toda una aventura. No había nadie más en la zona y nuestros únicos compañeros eran una gran plateada luna, pinos del bosque aledaño y las hermosas estrellas del increíble cielo arizono.

De pronto, un ovni, muy conchudo, aparece por las lejanas colinas del norte de Arizona. El artefacto, redondo, con luces alrededor de él, interrumpe nuestra concentración en la luna y comienza a hacer un recorrido hacia la izquierda. Un momento más tarde, el objeto emite una fortísima luz, iluminando los bosques vecinos, cómo si buscara algo por ahí. Cinco minutos de investigación le bastaron, para luego desaparecer muy rápidamente, dejándonos asombrados, asustados y sin habla.

Más adelante, Jan logra esquivar, ajustadamente, a un venado atropellado que yace muerto en la carretera.

Tusayan
Llegamos a Tusayan, pueblo cercano al Gran Cañón, pasada la medianoche. En ese momento de oscuridad, pensábamos que estábamos ya en la zona propia del Gran Cañón, pero nos enteramos, al día siguiente, que estabamos todavía algo lejos.

Nos registramos en un hotel Best Western e inmediatamente visitamos su cafetería y bar. Lo impresionante fue ver a toda una legión de apaches americanos, todos borrachos, brindando en el bar del hotel. El barman gritando desesperadamente, nos echaba del lugar, pues la hora límite de consumo de licor ya había sido sobrepasada.

Gran Cañón
Nos levantamos casi a las 9am y nos enrumbamos directamente al Cañón, luego de un frugal, pero caro desayuno en el hotel. Durante el camino de Tusayán al Gran Cañon las ansias nos invaden y la discusión en el vehículo se centra en la próxima visita.
Uno ve fotos, uno oye hablar, uno puede imaginar, pero uno no puede visualizar ni sentir lo que es el Gran Cañón si es que no se está parado en esos miradores viendo esta majestuosa obra de la madre naturaleza. Me faltan palabras para poder describir lo que vi ese día. Solo recuerdo que es una de las mejores vistas que han mirado mis húmedos ojos a lo largo de mi vida. Busco alguna comparación con la gran combinación de montes, estructuras naturales, mesetas, quebradas, colores, verdor, rocas, precipicios, desierto, flora, luces, rayos solares, nubes y grandeza existente, y no la encuentro. El Gran Cañón sinceramente me tomó por sorpresa, dejándome completamente estupefacto, impactado y emocionado.

Lo más chocante de todo es la primera vista. Es una de esas cosas que existen especialmente para que se queden muy grabadas en el cerebro de los seres humanos. Me pregunto, ¿Qué hubiera pintado van Gogh si hubiera estado parado en uno de los miradores del Gran Cañón? Definitivamente “La noche estrellada” no sería su mejor obra. Cuando voltee la vista, cerré la boca y me sequé la baba, pude observar a un nuevo visitante del cañón que traía los ojos vendados y era guiado por sus amigos. Seguí al confundido turista hasta que estuvo parado en el mirador, sitio en el que le descubrieron el rostro y empezó a llorar en el acto, impactado por la contundente vista.

Lo que me llamó mucho la atención fue no ver ningún río, dado que, en teoría, el cañón se forma por el Río Colorado, el cual sólo puede ser apreciado desde los miradores lejanos. Este río parece un ínfimo riachuelo dentro de la majestuosidad de montañas y quebradas que lo rodean.


La organización montada por los gringos también es fenomenal: tres líneas de buses unen todos los miradores, existe mucha información en tableros, indicaciones e historia del cañón. También tienen presencia las infaltables tiendas de souvenirs, restaurantes, comercios, lodges, entre otros.


Uno de los últimos puntos de la visita al Gran Cañón fue el “Watchpoint”. Este mirador, si bien es uno más del cañón, se diferencia notablemente, dado que tiene la forma de torre de algún castillo. Creada por una reconocida arquitecta americana, ésta torre parecería ser legado de épocas antiguas, pero en realidad es sólo una tienda de souvenirs construida hace setenta años. Subimos por una escalera pequeña hasta la cima de la torre, y apreciamos por enésima vez, sin dejar de cansarnos, la increíble vista del cañón.

En los últimos miradores pudimos observar los rayos de sol colándose entre las nubes, pasando por la brisa, el desierto, las mesetas y las quebradas, y generando una pintura de libertad grandiosa. A lo lejos, al otro lado del cañón, se ve una meseta muy verde, muy grande, muy extensa; provoca correr en ella, desnudo, eternamente.


El Gran Cañón fue una visita espléndida, que sacó a relucir muchas emociones que tenía guardadas dentro, y el sólo hecho de estar ahí nos hizo sentir relajados y desestresados. Me acuerdo estar sentado encima de una gran roca del cañón, estático, sin sentir mi cuerpo, observando los rayos solares pasar por entre las nubes y alumbrar zonas específicas del cañón formando pinturas dinámicas y dejando, sin darme cuenta, que mis preocupaciones salgan lentamente a través de mis ojos. Sin duda, una visita inolvidable.